sábado, 20 de agosto de 2011

Antecedentes de la "Guerra del Pacífico": Un siglo no muy tranquilo

En este pequeño apartado se han escogido los antecedentes mas importantes de la guerra del Pacifico, con el fin de poder graficar la dinámica interna y externa de los países que se verán involucrados en la conflagración bélica de 1879.

a)     El estado clepto-patrimonial guanero. 
A mediados del siglo XIX el guano abrió al Perú la posibilidad de cambios sociales y económicos, en condiciones más ventajosas que las de ortos países sudamericanos. Este producto en esa época tuvo gran demanda por parte de Europa, ya que se estaba viviendo la revolución industrial. En un principio, el guano fue dado en concesión a la casa comercial Gibbs, pero será solo hasta 1862, año en que el parlamento peruano aprueba una ley que establecía la preferencia a los “hijos del país” en la concertación de este negocio lucrativo. Cuando los nuevos ricos obtuvieron la preferencia en el comercio guanero, lograron  medios rápidos por los cuales multiplicar el capital que originalmente habían obtenido con Echenique[1], al suplantar la doble función de los consignatarios extranjeros como comerciantes y banqueros del estado. Así, de golpe, un sector terrateniente se convirtió en burguesía rentista y comercial[2]. Los nuevos ricos seguirán erriquesiendose con el guano hasta 1868, fecha en que se produce el cambio de gobierno y José Balta llega al poder con su joven Ministro de Hacienda, Nicolás de Piérola, quien ante una deuda externa de 45 millones y un déficit fiscal de 17 millones decide firmar un contrato de venta de dos millones de toneladas de guano con la casa Dreyfus de Paris, a 60 soles la tonelada.
En la época del guano, y aun antes todavía, el país sufría un terrible desorden monetario que perjudicaba a la inversión privada y al estado. El guano parecía ser la salida a este problema, ya que contribuía al fisco con ingentes ganancias. En el presupuesto de 1854 – 1855 el guano representaba ya el 50% de los ingresos. En el de 1861 – 1862 su participación había subido al 80%[3].
El dinero del guano, principalmente, fue gastado en la administración pública y en mantener el orden interno, ya que las sublevaciones e insurrecciones estaban a la orden del día. En ese intento por mantener el orden nacional Castilla ve la necesidad de formar y centralizar al ejército nacional, ya que este, desde la independencia, era solo un conjunto de facciones o de bandas armadas al servicio de un caudillo. Para tales fines Castilla crea el sistema de indefinidos, según el cual se le pagaba una pequeña pensión a todo aquel que había peleado en el ejército, de esta manera Castilla se ganaba sus lealtades, pero mantenía con el dinero del estado a un ejército inmovilizado. Este sistema  entrará en crisis con el agotamiento del guano y la caída de su precio en el mercado internacional.

b)     Nuevos tiempos. Del militarismo al civilismo.
La formación del Partido Civil tiene un antecedente, que es la Revista de Lima, la cual agrupará a los sectores que posteriormente formaran al Partido. Estos sectores mostraban una posición anti caudillista y encontraba en los militares la causa de los males del país; posteriormente este grupo, encabezado por Manuel Pardo, logrará tener un proyecto “nacional”, que en términos de los liberales pragmáticos se basaría en un modelo de desarrollo hacia afuera[4].
El presidente Balta, que ya terminaba su periodo de gobierno, al ver que no podía manipular las elecciones a favor de los suyos (militares), decide dejar que los civilistas asuman el poder. Esto va ser tomado como una traición por parte del sector militar reaccionario – ultramontano, que estará encabezado por los hermanos Gutiérrez, los cuales asesinarán al presidente Balta. Posteriormente los Gutiérrez terminarán ajusticiados por la población, la cual fue incitada por los civilistas, aunque después el control se les irá de las manos y la manifestación adquirirá su propia dinámica.
La acción de los Gutiérrez puede ser interpretada como el final del ciclo militar, el cual llegará a sus niveles más bajos de institucionalidad con el asesinato del presidente. Se trata del sector militar que antes gozo del poder y que no estaba dispuesto a que se le  arrebate de las manos el estado, patrimonial y prebendista, que hacía posible que se reproduzcan como clase dominante. Estos hechos van incidir, en gran medida, en la política de Pardo de no conceder mucho poder a las fuerzas armadas[5] y mantenerlos en un relativo desarme.

c)     Pardo y el salitre.
Cuando Pardo llega al gobierno en 1872, tiene que afrontar la crisis internacional de 1874. En este contexto el líder civilista ve que sería beneficioso para el país tener el monopolio el salitre, es decir el control del precio; seguramente para tales fines pensaría hacer un acuerdo comercial sobre el precio del salitre con Bolivia, ya que esta también poseía grandes yacimientos de este nitrato. Es con esta visión que Manuel Pardo hace el estanco y la nacionalización del salitre, aunque pareciera paradójico, ya que él es un liberal. Pero, no es paradójico, por que los civilistas, ante todo, tenían como objetivo la construcción de un estado fuerte y este necesariamente tiene que poseer recursos económicos.

d)     Los blindados de Pardo y su sistema de alianzas.
Manuel Pardo, posiblemente, quería seguir la diplomacia de la entente o de bloques, es decir crear alianzas para disuadir diplomáticamente a los países con los que eventualmente se podría tener un conflicto. Para tales fines Pardo planea un bloque de defensa mutua con Bolivia y Argentina. En vista de estos objetivos Perú y Bolivia firman el 6 de febrero de 1873 un tratado “secreto” de alianza defensiva. La República Argentina no se unió al tratado de Perú y Bolivia, dado que tenía un litigio con la república del altiplano sobre la región de Tarija y el Chaco. Posteriormente se abandonaron los esfuerzos por sumar a Argentina al tratado peruano – boliviano, ya que había la posibilidad de que Brasil, que tenía problemas limítrofes con Argentina, se uniera con Chile. Incluso el Perú se negó a intervenir, aun cuando el gobierno argentino se lo pidió, cuando Chile en 1874 tomo posesión del rio Santa Cruz en la Patagonia[6].

e)     Un tratado no tan “secreto” (1873).
Obviamente no iba ser tan “secreto” un tratado  que fue ampliamente discutido en seis parlamentos, es decir en la cámara de diputados y en la de senadores de Perú, Bolivia y Argentina. Además, este tratado fue utilizado por chile para “persuadir” a Bolivia de que firmara en 1874 un tratado de límites con él. También tenemos que el tratado peruano – boliviano fue publicado por el Boletín de Partes Internacionales que editaba la cancillería brasileña, de donde lo tomo el Departamento de Estado de Washington para traducirlo al inglés en la revista Foreig Relations del 15 de enero de 1874. Así mismo, el historiador chileno Mario Barros fue el primero en confesar que el tratado de alianza peruano – boliviano, abierto a una eventual adhesión argentina, fue ampliamente conocido por la cancillería del Mapocho[7].

f)      Los limites entre Bolivia y Chile. El que se hace rico en tierras de otros.
El año 1866 fue de vital importancia por dos razones. Primero, los exploradores chilenos en su búsqueda de guano encontraron salitre en los territorios del litoral boliviano, este nitrato solo se encontraba en dos lugares en el mundo: En el litoral Boliviano (desierto de Atacama) y al sur del Perú (Tarapacá). Segundo, porque el 10 de agosto de ese año se firmo un inverosímil tratado entre el plenipotenciario de Chile Aniceto Vergara y el ministro Muñoz Cabrera, del tirano boliviano Mariano Melgarejo. En ese tratado se fijaba como límite entre esos dos países el paralelo 24ºS, pero se creó una coparticipación de las riquezas descubiertas y por descubrir entre los paralelo 23ºS y 25ºS[8].
En agosto de 1871 y en julio de 1872 Chile intentó apoderarse de Antofagasta mediante la insurrección del general Quintín Quevedo, antiguo partidario de Melgarejo. Los intentos chilenos fracasaron y llevaron a que se suscribiera el protocolo del 5 de Julio de 1872, el cual para los chilenos era una forma de ganar tiempo, ya que el presidente Chileno Federico Errázuriz mandó construir 2 blindados en astilleros ingleses.
El 6 de agosto de 1874 se firmó un nuevo tratado de límites entre Chile y Bolivia, en el cual se fijó como límite el paralelo 24º, desde el mar hasta la cordillera; quedaron firmes las líneas de los paralelos 23º y 24º; hubo libertad de derechos de tráfico con los productos naturales de uno y otro país, y la medianería quedo eliminada. El artículo 4 prohibió, por 25 años, el aumento de derechos o contribuciones de cualquier clase cobrados a personas, industriales y capitales chilenos en la zona de que se ocupaba el tratado[9].

g)     De Pardo a Prado. El transito no fue fácil.
La época de Pardo fue una época muy convulsionada, muestra de esto es que se va tener aproximadamente 39 levantamientos o insurrecciones, de los cuales el de Piérola, que va ser el de mayor magnitud, le va costar al fisco aproximadamente 5 millones de soles. Esto también va incidir fuertemente en la política del desarme. Aunque resulta paradójico que Pardo haga una política interna que nos lleve al desarmen y que en el plano externo haga un tratado de alianza defensiva, que requiere de una política armamentista que nos lleve a reforzar nuestra fuerza armada. Esta incoherencia en la política de Pardo va ser algo que se le va achacar siempre, pero, también, hay que tener en cuenta que el gobierno de esos años es, por decirlo de alguna manera, de contingencia, es decir tiene tantos problemas (el orden interno, la política externa, la falta de ingresos, el no pago de la deuda externa, etc.) que emplean, de alguna forma, la “política de los bomberos”, solucionando lo que se puede en el camino.
Seguramente, muchos se han preguntado: ¿Por qué Pardo deja que asuma un militar el poder? (esta, también, fue seguramente la pregunta que se hicieron los civilistas cuando sienten en algún momento que Prado los ha traicionado). En esos tiempos lo más lógico era que el sucesor de Pardo fuera José Simeón Tejeda, ya que este abogado arequipeño fue quien le hizo la campaña a Pardo y era muy cercano a él. Pero Tejeda muere y su posible remplazo sería Rosas, que fue secretario de gobierno de Pardo y, también, muy cercano a él. En estas circunstancias Pardo decide no intervenir. Entre tanto sucede el golpe de estado fallido de Lizardo Montero y Pardo decide irse a Chile a preparar su campaña para la presidencia del senado.
Prado, el candidato para las elecciones presidenciales y el que las va ganar, era el héroe indiscutible de la guerra contra España (1866) y era un simpatizante de los liberales[10]. En Prado se van a reacomodar aquellos núcleos conservadores que se hicieron ricos con el guano y que ahora veían una nueva oportunidad de enriquecerse con un estado potencialmente rico, ya que Pardo les había hecho el “favor” de estacar y nacionalizar el salitre. Estos sectores conservadores, ahora en el poder amparados por Prado, iniciaron una férrea persecución a todo lo que tenía que ver con el civilismo.
Al llegar las elecciones del senado, Pardo gana la presidencia de este. Es entonces que Prado y Pardo deciden acordar una cohabitación repartiéndose los espacios de poder, es decir el ejecutivo y el congreso, respectivamente. Estos sectores de la elite (civilistas y militares) en sus tiempos de conflicto instauraron, en la población, el lenguaje de la violencia como válido, el que al conciliar los sectores dominantes no perdió espacio en la población. Como consecuencia de esto los mismos sectores dominantes que instauraron el lenguaje de la violencia, van a ser víctimas de esta. El ejemplo más representativo de esto es el asesinato de Pardo por el sargento Melchor Montoya. En el imaginario de Montoya, el líder civilista era el ambicioso, millonario, banquero que quería arrebatarles a ellos, los pobres militares, una posibilidad de movilidad social[11].

h)     El Perú antes de la guerra. La crisis invencible.
En 1874 la crisis internacional afecto al precario estado peruano y fue tan así que en 1976 el estado peruano deja de pagar la deuda externa, burlando así, de esta manera, a los tenedores británicos de los bonos de la deuda; lo que posteriormente le será desfavorable al Perú, ya que en tiempos de la Guerra del Pacífico se le negará el empréstito para poder reforzar nuestra debilitada fuerza armada.
El dinero del guano, en buena medida, fue abonado al estado peruano más de lo que le correspondía periódicamente, en la modalidad de adelantos. El guano en 1879, ya no se extraía de las islas de Chincha, sino de Tarapacá, aunque era de menor calidad y su precio en el mercado mundial había decaído drásticamente. El salitre, que había sido primero estancado y después nacionalizado, en 1876 paso a manos de una especie de triunvirato (Gibbs, los bancos y el gobierno peruano), pero esto será solo hasta 1878, cuando Gibbs pierde la concesión del salitre y se forma la Compañía Salitrera del Perú, constituida por los bancos de la Providencia y el Nacional para administrar el abono. Esta quiso utilizar un rival de Gibbs, la casa James Sawers & Co.; pero ella no tuvo éxito. La remplazo Graham Rowe, una empresa de Liverpool con quien Gibbs se entendió. Graham Rowe acabó por traspasar sus derechos a Gibbs; asimismo, coopero la casa Bordes & Co. de Paris[12]. En resumen la expropiación del salitre fue un fracaso, dado el nivel de corrupción e ineficiencia que existía en la Compañía Salitrera del Perú; muestra de esto es que desde mayo de 1876 al 30 de junio de 1878, solo dejo S/. 14 079 388. 44 contra S/. 14 111 677. 22 por el costo de la elaboración y de las comisiones, interés y gastos[13].

i)       El pleito de los diez centavos.
Bajo el gobierno de Hilario Daza, la Asamblea Nacional aprobó mediante ley del 14 de febrero de 1878, el arreglo con la Compañía de Salitres Antofagasta (capitales anglo – chilenos) celebrado el 27 de noviembre de 1873; pero agregó una condición imprudente al exigir un impuesto de 10 centavos por quintal  de ese producto por tanto tiempo libremente exportado[14]. Esto iba en contra del tratado de 1874.
Daza estaba amarrado legalmente, más no le importo y ordeno el 17 de diciembre de 1878 el cobro de la suma de 98 848 pesos adeudada desde el día en que se promulgo la ley del 14 de febrero de 1878 y el embargo de todos los bienes pertenecientes a la empresa, así como la prisión del gerente de ella Jorge Hicks cuando el impuesto no fue abonado; y prohibió, además, el embarque del salitre en el muelle[15].
La empresa de Salitres Antofagasta  pidió el apoyo al gobierno chileno y  tubo un rotundo éxito en hacer que estado chileno identificase sus intereses con el de ella. El impuesto de los 10 centavos se convirtió en el curso de unos meses, ya no en el problema particular de unas empresas privadas, sino en el problema nacional de Chile; la dirigencia de este país entrevió que los agobios fiscales que su nación venia padeciendo (agobio fiscal era algo así como un mal de la época, y entendible, dado que con los adelantos de los vapores para la navegación, el telégrafo y los ferrocarriles, los gastos de inversión de los gobiernos se habían multiplicado por todas partes) podían resolverse si el país conseguía dominar solo el mercado del salitre[16].
Es paradójico ver que Chile proteste por un impuesto de 10 centavos, cuando ese mismo país poco tiempo después de la guerra fijo un arancel aduanero de S/. 1.60 por quintal de salitre exportado.

j)       Incentivos que estimularon a Daza.
Hilarión Daza era un hombre rudo formado en  el ejército desde que fue enrolado en el Batallón Sucre; avanzó en la carrera militar bajo la protección de Mariano Melgarejo. El 4 de mayo de 1874 Daza derrocará al presidente civil Tomas Frías, tomando, de esta manera, el poder de la república altiplánica.
En la época en que Daza llega al poder Bolivia es afectada gravemente por la crisis internacional. Con un presupuesto de egresos de 2 743 040 pesos, el cálculo máximo de entradas fiscales apenas alcanzaba 1 870 386 pesos, así que el déficit ascendía a 872 657 pesos[17].
Así mismo, el año de 1878, fue un año muy duro para la república altiplánica, ya que sufrió una crisis agrícola a causa de la escasez de las lluvias, la merma de las cosechas y, al mismo tiempo, el agio de los ricos. Seguramente esta situación influirá en la promulgación de la ley de los 10 centavos, ya que justamente en este año se dará dicha ley.
Algo que también influyó en la decisión de Daza fue el ver como Chile retrocedía ante un posible enfrentamiento con Argentina; esto le llevó pensar  que la acción chilena seria nula ante la acción que él iba tomar. Por otro lado Bolivia se sentía segura por que tenia amarrado al Perú con un Tratado de alianza defensiva, desde luego sobrevalorando nuestra capacidad bélica.
Algo que también se puede acotar es que los chilenos tenían una actitud prepotente ante el gobierno boliviano, muestra de ello es que se negaron a pagar un impuesto local sobre el alumbrado público y a variar la ruta de su ferrocarril por que este cambio podía reducir sus ganancias en la pulpería que era la abastecedora de sus empleados y obreros[18].
Todas estas consideraciones que hemos esbozado en este pequeño apartado son las que van a confluir para que Daza tome la decisión de hacer respetar la ley de los 10 centavos y expropiar los bienes de la empresa salitrera.

k)     La ocupación de Antofagasta.
Ante el problema de los 10 centavos y la consiguiente expropiación de los bienes de la Compañía de Salitres Antofagasta, el gobierno peruano enviara a Quiñones para que inste a Bolivia a que se someta al arbitraje. Quiñones llegara a La Paz el 13 de febrero de 1879 para dialogar con la cancillería Boliviana, pero al día siguiente los chilenos se apoderarán de Antofagasta.
Ante la actitud intransigente de Daza, el gobierno chileno responderá militarmente, aunque fue un acto inconstitucional, ya que la decisión no paso por el Poder legislativo chileno.
La toma de Antofagasta no fue muy violenta, ya que los chilenos habían conquistado demográfica y económicamente esa región. Es así que la mayoría de la población de Antofagasta era chilena (80%) y no se opusieron a la toma de la región.

l)       Intereses anglo – chilenos.
En 1879 no solo funcionaron para el estado chileno los incentivos de expansión nacional; también actuaron importantes intereses particulares. Importantes accionistas de la Compañía de Salitre y Ferrocarriles Antofagasta eran miembros del gobierno, de las fuerzas armadas, de los tribunales de justicia y del parlamento. Entre ellos estaban: Cornelio Saavedra, Ministro de guerra, Julio Zerges, Ministro de justicia, Rafael Sotomayor, que fue el cerebro de la primera campaña contra el Perú, Antonio Varas, Agustín Edwards y otros[19].
Edwards, desde su periódico El Mercurio, agitó a la opinión pública con el fin de que tomaran una actitud belicista. El apoyo británico hacia Chile se manifestó de diversas maneras. Por ejemplo el prestigioso diario de Londres The Times expresó en su editorial del 10 de mayo de 1879, cuando la guerra se extendió, que ella era un enfrentamiento se entre la estatización (Tarapacá) y la libre empresa (Antofagasta) entregada al capital anglo – chileno.
Cuando Chile obtiene el control de Tarapacá, aleja al estado de las salitreras y las entrega a distintos capitales, en su mayoría ingleses. En ese contexto es que empiezan a surgir figuras de grandes millonarios como John Douglas North, conocido como “el rey del salitre”.

m)    La situación chilena.
Chile no estuvo exento de sufrir la crisis internacional de 1874, pero su relativo orden político le ayudo bastante, ya que desde 1831 los gobiernos se sucedían cada 6 años de forma constitucional, sin golpes de estado. Esto no debe llevarnos a pensar en un orden suizo o en una democracia perfecta, ya que existían, también, conflictos internos que se resolvían de formas poco católicas, por decirlo de alguna manera; por ejemplo el conflicto entre conservadores (pelucones) y liberales (pipiolos), y el faccionalismo chileno. En Chile la guerra del Pacifico coincide con el asenso de los liberales al poder, los cuales también van a tener sus diferencias (por ejemplo, en algún momento, Pinto va estar aislado y en contra de los demás liberales), pero ante la guerra del Pacífico se van a cohesionar.
A diferencia de Chile que tuvo desde 1831 gobiernos “democráticos”, el Perú desde la independencia hasta 1872[20] estuvo gobernado, única y exclusivamente, por caudillos militares.
En lo económico Chile tenia, también, problemas con la deuda externa la cual, en 1879 ascendía a 7 895 400, esta se iba amortizando, pero acrecentando la deuda interna. Cuando ya no se podía hacer esto se recurría a un nuevo empréstito. En relación a esto, Mariano Felipe Paz – Soldán, nos dice que la república del sur en 1858 levanto un empréstito por 7 774 000 pesos; en 1873 otro de 11 382 500; en 1875 otro de 5 665 000; y en 1877, cuando el déficit llego a 10 082 473 levanto uno de 15 398 072 pesos[21]. El relativo orden político qua había en Chile, favoreció a que este nunca dejara de pagar la deuda externa y así, de esta manera, poder seguir recibiendo más empréstitos.

n)     Intento fallido del Perú por evitar la guerra.
El Perú en primer momento intenta persuadir a Bolivia para que se someta al arbitraje, pero su accionar va ser muy lento y timorato, ya que cuando llega el enviado peruano, que a la sazón era Quiñones, a La Paz al día siguiente Chile toma Antofagasta.
En un segundo momento, el 19 de febrero de 1879, la cancillería de Lima decide enviar a Chile a José Antonio de Lavalle, a quien se le dio plazo para alistarse solo hasta el 22 de ese mes. Según cuenta Lavalle en sus menorías no sabía del tratado secreto de alianza defensiva entre Perú y Bolivia, y que las instrucciones se le fueron dadas por escrito, junto con el texto del tratado de la alianza defensiva con Bolivia, antes de que zarpara el barco, momento en que recién se entero de la existencia del tratado[22].
Cuando Lavalle llegó a Chile una turba enfurecida lo esperaba, ya que creían que el diplomático solo venia a ganar tiempo para que el Perú se armara para la guerra. En Chile el tratado defensivo era ampliamente conocido, es por eso que Lavalle fue desautorizado, ya que la misión del país que representaba no es declarada neutral por la existencia del tratado defensivo peruano – boliviano.

o)     ¿Alguien quería la guerra?
Como ya lo mencionamos en un apartado líneas arriba, hubo intereses estatales y particulares (ingleses y chilenos) por querer tener el monopolio del salitre mediante la  guerra (ver: Intereses anglo – chilenos. Pág.11). Pero también hubo grupos de poder peruanos que no cobraron conciencia de la complejidad del problema y se volcaron en una campaña belicista, de donde esperaban ganar algo. Por ejemplo las elites agro exportadora veían que la caída de la moneda nacional frente a la libra esterlina, corolario previsible de una guerra, multiplicaría sus ganancias; los especuladores de finanzas tenían en mente que el conflicto seria una magnífica oportunidad para emprender negocios de toda clase (ya con el estado, urgido de fondos, ya con el acaparamiento de productos de primera necesidad); y los militares veían en la guerra la oportunidad de aumentar los galones y ganar popularidad que luego tendría premios políticos[23].


[1] En 1850 Ramón Castilla aprobó la Ley de Consolidación de Deuda Interna, mediante la cual el estado asumía los compromisos económicos contraídos desde las guerras de independencia hasta 1850. Pero fue en el gobierno de Echenique (1851 – 1854), en el que la deuda interna, en un lapso de dos años, se multiplico de 5 a 23 millones; enrriquesiendose la clientela política y militar que seguía a ese caudillo. Esto termino con la revolución liberal de Castilla (1854) en la batalla de la Palma.
[2] Julio COTLER, Clases, estado y nación en el Perú, (Lima, IEP, 1978). p. 100.
[3] Pablo MACERA, Visión histórica del Perú (del paleolítico al proceso de 1868), (Lima, Editorial Milla Batres, 1978). pp. 195 – 196.
[4] COTLER, ob. Cit., p. 102.
[5] Como parte de esta política se refuerza la Guardia Nacional, con el fin de contener al ejército. Esta, consiste en la organización y la movilización de civiles armados.
[6] Jorge BASADRE, Antecedentes de la guerra con Chile. En: Historia del Perú, t. VII, (Lima, Editorial Juan Mejía Baca, 1981). pp. 39 – 40.
[7] Ibíd., pp. 41 – 42.
[8] Ibíd., pp. 22 – 23.
[9] Ibíd., pp. 36 – 37.
[10] Prado estuvo con los liberales en la revolución contra Pezet, y hasta podría decirse que era un militar liberal.
[11] El complot de sargentos para matar a Pardo se produce, por que el líder civilista presento un proyecto de  ley  para reformar al ejército y acabar con el sistema de los indefinidos, que mucho dinero le estaba costando al estado.
[12] BASADRE, ob. Cit., p. 31.
[13] Ibíd., p. 33.
[14] Ibíd., p. 65.
[15] Ibíd., p. 66.
[16] Carlos CONTRERAS/Macos CUETO, Historia del Perú contemporáneo, (Lima, IEP, 2010).pp.162 – 163.
[17]BASADRE, ob. Cit., pp. 76 – 77.
[18] Ibíd., p. 79.
[19] Ibíd., p. 80.
[20] En 1872 Manuel Pardo, el primer presidente civil, asume el gobierno del Perú.
[21] José LORA CAM, La guerra 1879 – 1979. Chile – Bolivia – Perú. (Lima, Editorial Juan Gutenberg, 2008). p. 30. 
[22]  BASADRE, ob. Cit., pp. 98 – 99.
[23]  CONTRERAS/CUETO, ob. Cit., pp. 163 – 164.

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